CAPÍTULOS




"Las nueve de la mañana y mi vuelo llegaba puntual al Aeropuerto del Prat. Tras quince días de absoluta locura, intentando organizar hasta el más mínimo detalle del viaje de vuelta, y sus quince noches de insomnio con la mente atrapada en una macabra telaraña de recuerdos que de repente volvieron a mí en cuanto decidí regresar; bajar del avión supuso un esfuerzo inesperado."



 


"Como cada viernes desde hacia tres años y gracias a una jornada intensiva de trabajo que me tenía encerrada en mi despacho de siete de la mañana a tres de la tarde, estaba mentalmente agotada y muerta de hambre. Pero la misteriosa llamada de Sasha a media mañana y la incomprensible urgencia con la que me citó en su piso para aquella misma tarde me dejaron preocupada."





"Ya conocía esa sensación. “Mariposas en el estómago” lo llaman, como si el hecho de endulzar su nombre con tal bello, torpe y efímero insecto, fuera a mitigar sus efectos. Yo prefería llamarlo tal como lo sentía; una patada en el vientre que me dejaba contraída de pies a cabeza, sin aliento y levemente mareada. Una pequeña pero fulminante descarga eléctrica en lo más profundo de mis entrañas"





" Llegué pronto al “BancoBanco”, sobre las nueve menos diez según el reloj del BBVA, y quise aprovechar el tiempo de más hasta que llegaran las chicas para resolver la extraña inquietud que me acompañaba desde primera hora de la tarde y empezaba a ser realmente molesta."






"De camino a casa y por más veces que me lo preguntara, no lograba dar con quién acabó arrastrando a quién dentro del cuarto oscuro. Ni qué pudo provocar la precipitada huida de Isis de entre mis brazos. “¿Es algo que he hecho?, ¿O que no he hecho?” dudaba envuelta en una dulce sensación a pesar de lo ocurrido."





6. LA OTRA CARA DE LA MONEDA

"Salí por patas del Lesway, cogí el primer taxi que vi y puse rumbo a casa, cuestionándome, durante el trayecto, cómo pude llegar a perder el control de esa manera. Una vez en casa me senté en una de las esquinas de la cama con la mirada perdida en el suelo y sin la menor idea de por donde empezar a solucionar lo ocurrido."





"Entraba en el dormitorio con la mochila colgando del brazo cuando un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, fulminando de raíz la aún molesta sensación a deja vu. “Y tres” pensé al ver a Isis, “lista completa”.No es que me olvidara de ella, pero ni siquiera me pasó por la cabeza la idea de verla aquella tarde con el resto de las chicas. Y menos aún, con mi camisa entre sus manos."





"Apenas habíamos cruzado palabra alguna cuando me agarró por la cintura y en un simple y veloz giro de brazo me resguardó tras ella. "Nos vamos" ordenó Maite tirando de mi. No me resistí. Sólo me dejé llevar. Observando a Sharleen, extrañamente seducida por su actitud, mientras Maite me alejaba de ella rodeando la pista central hacia la salida."





" Las palabras de Maite me dejaron completamente paralizada, sin aliento, con el estómago vuelto del revés, el corazón estallando violento en mis tímpanos y un incontrolable temblor por todo mi cuerpo. “Yolanda está aquí".“Te fuiste por ella. Pero has vuelto por ti” me repetía mentalmente intentando aplacar el creciente pavor que me producía volver a verla."




" Una sonrisa inalterable en mis labios, una placentera serenidad por todo mi cuerpo y un característico entumecimiento muscular era todo lo que quedaba de la noche anterior cuando desperté. Ni rastro de Sharleen. Ni de ella, ni de su ropa, ni siquiera de que alguna vez hubiera estado en mi habitación". 






Supongo que debería irme. Sí, deberías.”  Y el eco de su portazo resonando en mi mente me despertó de una sacudida, sin aire en los pulmones, el estómago retorcido y la imagen de su marcha palpitando en mis pupilas. A pesar del tiempo que había pasado, una noche más, aquel recuerdo hecho pesadilla volvía a dejarme sumergida en un estado de pánico catatónico".





"Apenas puse un pie en el local que la tensión en el ambiente me dejó paralizada. Sin duda alguna había subestimado la preocupación de Sasha por lo que estaba ocurriendo. Y aún y viéndolo con mis propios ojos me parecía realmente difícil de creer".





"Observaba a Yolanda mientras recibía a Isis en la puerta de entrada, valiéndome de toda la atención posible que sobrevivió al recelo inicial de sospechar que sabía lo mío con Isis, en busca de algún gesto por su parte que lo confirmara. En especial, aquellos pequeños detalles que para bien o para mal solían delatar a Yolanda y que conocía muy bien".